Una mirada sin precedentes a peligrosos jefes de pandillas, un nuevo recluso y un gángster transformado en informante. Las armas institucionales incluyen desde vigilancia de última generación hasta el aislamiento de la vieja escuela. Los oficiales están armados hasta los dientes con porras metálicas y rociadores de pimienta. Este programa está en medio de esta zona de guerra de la vida real, en donde sólo sobreviven los fuertes.