John, un famoso crítico de arte en su juventud, era un voyeur y parece ser que sus antiguas tendencias vuelven a aparecer. Gloria, su mujer, se da cuenta de ello por la impotencia de su esposo, así como por libros pornográficos que encuentra entre sus cosas. Aprovecha un viaje en el «Oriente Express» por Europa para seguirle el juego. Ella provoca situaciones eróticas con cuantos hombres se cruzan con ella en el pasillo del tren, en el restaurante, etc., y John reacciona tal como ella espera: el morbo despierta sus apetencias sexuales a límites insospechados.