Hace dos años, la fábrica de Perrin, con 1100 empleados, conocida en la industria automovilística y afiliada al grupo alemán Schäfer, firmó un acuerdo para que sus trabajadores aceptaran un recorte salarial, con el fin de salvar a la compañía y prometiendo a cambio proteger sus puestos de trabajo durante al menos cinco años. En la actualidad, la compañía ha tomado la decisión de cerrar. Los trabajadores, liderados por Eric Laurent, se niegan a aceptarlo e intentan recuperar su trabajo.