Irene y a Frankie llevan 40 años en una relación de amor intermitente. Ahora, Frankie está a punto de morir y ha recurrido a Irene para que le lleve a casa antes de su último suspiro. Escapando del hospital y robando gasolina, viajan contrarreloj, deteniéndose sólo donde la hospitalidad de su gran familia nativa les acoge. Y, por el camino, escarbarán a través de las heridas para quedarse sólo con lo esencial de sus sentimientos.