Hace ya media hora que la biblioteca echó el cierre. Rosario archiva los últimos préstamos y borra enfadada los subrayados que ha dejado en varias novelas Armando, el camarero de la cafetería de la universidad. Hasta que descubre que no son simples subrayados. Ni los ha hecho él. Cuando alza la mirada, encuentra a Armando de nuevo en la puerta.