El 3 noviembre de 1995 estalló la industria emblema de mi ciudad, la Fábrica Militar de Río Tercero, Córdoba. Miles de proyectiles se dispararon contra el pueblo que los producía, una tragedia que dejó siete muertos y centenares de heridos. Con 12 años, mientras intentaba escapar de las explosiones, registré la destrucción de mi ciudad con una cámara de video. Veinte años después, me encontré con esos archivos. La amenaza del polo industrial y militar aún persiste en el presente.