Federico mantiene una relación amorosa con Fernanda, a la que cree viuda, cuando en realidad está casada. Cuando se descubre el ardid, aparece muy oportunamente un médico que sostiene que la infidelidad es una enfermedad producida por una bacteria y que tiene curación. En su clínica privada aplica un tratamiento que consiste en encerrar a cada adúltero con su amante. El secreto de la curación está en la permanente e ininterrumpida convivencia.