Aún persiguiendo a Morpho, Shin comienza a dudar de sus propios motivos para seguir adelante y sus compañeros intentan hablar con él, pero parece que ha vuelto a ser tan retraído y solitario como lo era antaño. Poco a poco los vínculos forjados por los Eighty-Six gana importancia y todos parecen coincidir en algo: deben vivir.