Las trastadas de Jonathan, el rebelde hijo de Aída, han estado siempre rozando el límite de la criminalidad, y ahora llega el momento de las consecuencias. Manolo, el ex marido de Aída, ha solicitado la custodia legal del joven para que, de una vez por todas, cambie su comportamiento. Para analizar si la situación es realmente grave, entra en escena el personaje interpretado por Mercedes Milá, una asistente social que no le pasará ni una a la camarera. Aída, consciente de su pésima situación, está tan desesperada ante la llegada de la funcionaria que casi le da un ataque de nervios en el bar. Para tranquilizarla, Sole le prepara una tila, pero con la tensión del momento se confunde y le hace una infusión con un puñadito de marihuana de Sergio. Aída se bebe todo el brebaje y comienzan a surtir los correspondientes efectos. Para cuando llega la asistente social, ya está totalmente colocada, y de esta delirante forma tendrá que enfrentarse a los cargos de los que le acusan. ¿Conseguirá la camarera quedarse con su angelito? Gonzalo está tan orgulloso de su hija Laurita que decide llevarla a un casting de bebés, sin embargo, Carlota se niega en rotundo. Todo parece estar claro, pero el frutero, que va a llevar a su sobrino, provoca a Gonzalo diciéndole que no apunta a su bebé porque es un poco fea. Por muy calzonazos que sea, esa ofensa le duele tanto que al final se presentan todos. Diana está inquieta porque no sabe sobre qué escribir en la columna de un periódico para el que va a empezar a trabajar. Sergio no pierde ocasión para reírse de su falta de ideas, ante lo que Carlota propone que formen un equipo: él redactará el texto y Diana, que para algo es la famosa, tan sólo firmará. Pero ella no está dispuesta y decide abandonar el proyecto. Sergio, a quien ya le ha picado el gusanillo, presenta un artículo firmado por Diana que trata sobre la telebasura. Y cuando ella se entera, se arma la gorda… Personaje invitado: Mercedes Milá.