Frank Stolte no consigue superar la muerte de su compañero Ingo Fischer. Además, tiene que aguantar una reprimenda de su superior, Katharina Lamprecht. En contra de su voluntad, le asigna un nuevo compañero: el inspector Semir Gerkhan, no un temerario, sino un hombre que piensa antes de actuar. Frank no empieza muy bien con su nuevo colega. A pesar de los «problemas iniciales», los dos comisarios tienen que lidiar con un caso importante.