En su monólogo, el actor recuerda su pasado, concretamente cuando vivía en Albacete en los años 80, el inicio de su juventud y lo pesado que se puso su progenitor con su formación musical. En la ficción, Pablo Chiapella interpreta a su propio padre y seremos de testigos de cómo consiguió librarse del conservatorio y cumplir su verdadero sueño: ir a clases de judo. Además, sus padres están presentes durante su actuación en la sala y se enteran por primera vez de muchas de las travesuras que Pablo pergeñó para librarse del instrumento que a punto estuvo de cambiar su vida para siempre.