Conmocionado por la decisión de Martha, Humphrey debe recomponerse para resolver un crimen inexplicable. Han robado una casa y todas las pruebas forenses apuntan a un sospechoso. El único problema es que éste se encontraba encerrado en la celda de la comisaría en el momento del allanamiento. Con la llegada del duro abogado del sospechoso, el equipo se encuentra bajo presión para conseguir resultados. Pero con Humphrey distraído, recae en Esther la responsabilidad de dirigir la investigación.