Después de 18 horas de tensión, la situación termina de la peor manera posible. Tras aceptar transportar a los terroristas y a sus rehenes al aeropuerto con el pretexto de dejarlos escapar, las fuerzas alemanas lanzan una emboscada. La gestión poco profesional de la situación, en la que se utilizaron oficiales sin formación para llevar a cabo el ataque, acaba en desastre.