Capaz de blandir el trueno de su martillo, Thor fue el más venerado de los dioses nórdicos, desde defender a la humanidad de los gigantes que trajeron la calamidad, hasta su búsqueda de la serpiente de Midgard. Aunque se dice que su destino está sellado durante el Ragnarök, en realidad es la invasión del cristianismo lo que resulta mucho más condenatorio para este poderoso dios.