El primer turno de trabajo de Andy McNally se complica por culpa de un tiroteo en una pensión del centro de la ciudad. En medio del caos, Andy consigue hacer su primera gran detención: un supuesto camello que resulta ser Sam Swarek, un poli infiltrado de su propia división. Consigue enmendar en parte su error al enfrentarse cara a cara a un criminal armado sediento de sangre.