A este hombre le ha dado un ataque al corazón en la parada del autobús y trato de reanimarle con los cables de una farola que hay al lado, pero algo sale mal (una pena, la verdad). Me quedo atrapado en el buzón de correos, hago las maletas y termino el día subido en un avión con un simpático niño que está algo indispuesto, pero pronto lo echa fuera (¡vaya con el niño!).