Hamelin era un pueblo precioso, pero lleno de ratas. Hasta el punto de llegar a ofrecer una bolsa de monedas de oro a quien pudiese librarles de tal plaga. Se presentó por allí un flautista que, con el poder de su música, atrajo a las ratas hasta el río, donde se ahogaron todas... Pero el alcalde de Hamelin no cumplió su palabra y se negó a pagar al flautista la recompensa. La venganza de éste fue terrible.