El equipo de NCIS deberá embarcarse en una operación secreta para recuperar una escultura iraquí de gran valor. El problema reside en que el único que conoce el paradero de la obra de arte es un reo que se ha fugado de prisión. Durante la operación, Tony desaparece repentinamente, provocando la incertidumbre en el resto de sus compañeros. Cuando el GPS de Abby deja de localizarle, el caso se transformará en una carrera contrarreloj, ya que su compañero puede encontrarse con el fugitivo.