El soldado Emilio Salazar aparece muerto en un edificio abandonado. Cuando el NCIS llega a la escena del crimen para reunir las pruebas, Gibbs observa cómo alguien ha escrito el número de su propia placa con sangre. Solo puede pensar en una persona capaz de hacer una cosa así: Rose, una mujer a la que conoció en Colombia en el pasado, pero murió hace 10 años.