El pueblo de Jánovas fue desahuciado entero para hacer un pantano en los años 60. Algunas familias se resistieron a marcharse hasta mediados de los años 80, cuando la última familia, los Garcés, abandonó definitivamente el pueblo. La hidroeléctrica que adquirió los terrenos recurrió a prácticas poco ortodoxas para conseguir que las familias abandonaran el pueblo, llegando a dinamitar las casas que iban quedando vacías, para evitar que volvieran sus ocupantes. El caso es una muestra del poder y capacidad de influencia que han tenido las hidroeléctricas con la administración. Hoy, algunos vecinos desahuciados y sus descendientes han decidido empezar la reconstrucción del pueblo.