El pueblo está nuevamente despoblado. Cándido, Arsacio y Ovejas están tristes y “amuñaos”, hasta que deciden dar luz verde al proyecto del hotel rural. A la llamada acuden algunos urbanitas históricos a los que la vida sigue sin sonreír lejos de esta bella tierra soriana. A ellos se sumarán nuevos colonos de toda clase y condición que harán que Peñafría vuelva a palpitar (metafóricamente).