Después de que aparezcan varias armas en el piso de Paulo, el inspector Viñas y su compañera Gabriela se centran aún más en la investigación de su muerte, que en realidad fue un asesinato. La presencia de la policía en el puerto se interpone en los negocios paralelos de Mauro, que se ve en la obligación de posponer una operación de tráfico de armas. Por su lado, Teresa debe volver a Lisboa, aunque sigue convencida de que su hermano no se suicidó.