La llegada de los Alphanos a otro planeta parece causar un cambio en su atmósfera, desencadenando la contaminación y el envenenamiento del agua. Se encuentran con Zoran, el único superviviente de la última fuerza exploratoria, que les dice que el planeta está controlado por un ser inmortal, con el que Koenig debe negociar si él y su tripulación podrán abandonar el planeta con vida.