La crisis del mercado de la cochinilla en Canarias a fines del siglo XIX obligó a los canarios a buscar nuevas oportunidades, desencadenando un fenómeno de emigración hacia el Caribe y América Latina. Mientras tanto, la expansión de intereses extranjeros en las islas, particularmente británicos y alemanes, transformó la economía local y su vida cotidiana. La inversión europea, que incluía la construcción de infraestructuras modernas y el impulso de la exportación de plátanos, trajo consigo un cambio profundo en la estructura socioeconómica del archipiélago. La influencia extranjera dejó una huella duradera en Canarias, con la llegada de nuevas tecnologías y el impacto cultural de los visitantes europeos.